11 - El deporte y el discapacitado

 

    Inducir a las personas con alguna discapacidad a realizar alguna clase de deporte, es llevarles a un terreno muy fértil para concebir un estado de vida producente, tanto a nivel físico como psicosocial. Es sin lugar a dudas el aumento y estabilidad de la autoestima, ejecutándose desde parámetros relevantes desde los cuales el ser se siente útil y comprometido consigo mismo. Es asimismo, un componente importante desde la perspectiva de la salud, dado el amplio espectro en el cual se consigue trabajar.

    Cuando me refiero a la salud lo hago desde la visión del desarrollo consecuente de los diversos puntos específicos. Es decir, desarrollo muscular, ampliación de la función respiratoria, coordinación de los movimientos motores en las diferentes gamas hipológicas. Al conseguir una buena orientación deportiva, se posibilita que el ser obtenga de manera quizás lenta pero constante, la recuperación de niveles psicomotores perdidos o nulos según haya sido el causal de la discapacidad.

    Así como hemos visto en el capitulo anterior, en donde conseguir una relación sexual es obtener una meta, aquí podemos apreciar una situación similar. El poner a estos seres en un área de competitividad, significa ingresarlos a un plano fructífero, si tenemos en cuenta que con ello se realza su autoestima al apreciar que pueden hacerlo, y a la vez se crea el ámbito adecuado para desarrollar el potencial que todos tenemos dentro. Hacer deporte en general resulta excelente para cualquier persona. Con ello no digo nada nuevo. Si el deporte es practicado por personas con discapacidad, se torna doblemente excelente, pues se convierte en un complemento de inigualable significación dentro del contexto de rehabilitación o mejoramiento, como he expresado, ya que produce un vínculo entre las diferentes técnicas.

    No hay que dejar de lado el hecho de que el deporte es también una técnica, y se debe aplicar como tal a fin de estructurar niveles que ayuden o promuevan ayuda generada por el propio ser, que resulta la mejor a la hora de la rehabilitación. Esta técnica posee procesos revitalizadores en el ser, por cuanto le hace asumir roles de protagonismo. Se llega a sentir seguro consigo mismo, y demuestra a sus semejantes que él como persona puede trascender fronteras.

    Cuando digo fronteras no me refiero solo a las impuestas dentro del orden social, más conocidas como barreras, sino a las fronteras en si. Para ello nos ubicamos en los Juegos Paralimpicos, a través de los cuales se instrumentan pautas de insertación a nivel internacional. Gracias a estas competencias podemos apreciar los diferentes potenciales que tienen dentro suyo estos seres, quienes con sus destrezas y habilidades sorprenden a quienes carecen de discapacidad.

    En la historia de estos eventos, nuestro país contó con grandes atletas que consiguieron medallas y galardones dejando a Uruguay en un inmejorable sitial. En este sentido, debo mencionar a Andrés Lerena, atleta ciego que participó en varios eventos obteniendo importantes distinciones hacia él, y por extensión hacia nuestro país. Obviamente que ello le hizo sentirse útil redundando en su beneficio, ya que más allá de los premios y trofeos metálicos, consiguió uno que prioriza a estos, como lo es el galardón otorgado a nivel social, vale decir el reconocimiento de esta a su labor y esfuerzo.

    Evidentemente que otros atletas discapacitados uruguayos, obtuvieron otros logros y no es mi intención dejarlos de lado, y por ende marginarlos como ocurre común y lamentablemente en nuestra sociedad. El nombre de Lerena se ha convertido en un icono referencial a la hora de marcar un antes y un después dentro del contexto paralimpico desde Uruguay hacia el mundo.

    Generalmente muchas figuras importantes de nuestro país, que desde su perspectiva aportan conocimientos, no son precisamente reconocidas, y menos aún si estas tienen alguna discapacidad.

    El aspecto organizativo y lanzamiento de estos atletas, está a cargo de la Comisión Nacional de Educación Física, que durante la gestión del Sr. Julio Cesar Magnoni como presidente de la misma, obtuvo importantes logros en dicha área.

    Los Juegos Paralimpicos se originaron en el hospital de Stoke Mandeville, en la localidad británica de Aylesbury, y formaban parte de un Calendario de rehabilitación de los veteranos de la II Guerra Mundial que sufrían lesiones de columna, ideado por el doctor Ludwig Guttman, un eminente neurólogo judío refugiado de los nazis alemanes.

    El deporte, en especial el deporte competitivo, fue el eje central del proceso de rehabilitación establecido por Guttman para aquellos enfermos que habían sido diagnosticados de invalidez permanente. Pronto el hospital de Stoke Mandeville organizó competiciones nacionales contra otros hospitales y clubes, el primero de los cuales coincidió con el día de inauguración de los Juegos Olímpicos de Londres (1948).

    Desde 1952 los Juegos se celebran en años olímpicos, aumentando notablemente su participación: en 1960, en Roma, hubo 23 países compitiendo y 400 atletas, mientras que en 1992, en Barcelona, hubo 82 países y 3.500 atletas.

    El primer paralelismo verdadero con los Juegos Olímpicos fue en 1988 en Seúl, donde los atletas paralímpicos tuvieron una zona residencial propia y usaron sedes olímpicas para la competición. Las competiciones en pista incluyen: 100 m, 200 m, 400 m, 800 m, 1.500 m, 5.000 m y 10.000 m y también los 4 por 100 y 4 por 400 relevos. Las pruebas de campo son: disco, jabalina, tiro, salto de altura y salto de longitud. Los deportes y juegos admitidos son: tiro con arco, baloncesto, boccia, bolos, ciclismo, concursos ecuestres, esgrima, tiro a portería, judo, fútbol, tiro, natación, tenis de mesa, tenis, voleibol y levantamiento de peso.

    Los primeros Juegos Paralímpicos de Invierno se celebraron en 1976, cuyas pruebas eran esquí alpino y nórdico, hockey sobre hielo, carreras de patines sobre hielo y el biatlón, que es para ciegos y otros discapacitados. La tecnología moderna ha ampliado mucho el abanico de actividades posibles. Por ejemplo, para una de las pruebas del biatlón un rayo láser dentro de la mira está conectado con una máquina que emite una serie de tonos dependiendo de la sección del blanco cubierta; otro ejemplo son las sillas de ruedas con una alta maniobrabilidad que permiten a los jugadores moverse con soltura en tenis de mesa y baloncesto (básquetbol).

    En referencia con el básquetbol en silla de ruedas, tal vez el deporte más popular para las personas con discapacidad, vemos que el baloncesto en silla de ruedas es una modalidad deportiva adaptada, en la cual personas con limitaciones de movimiento de sus miembros inferiores pueden participar en un juego de baloncesto sentados desde una silla de ruedas, y de esta forma, tener acceso a las actividades físicas y deportivas.

   Ser un atleta con alguna discapacidad, implica llevar adelante todo un proceso de mentalización muy profundo. Es decir, como en todas las áreas comprendidas en las diferentes tipologías, la psicología llega a ser primordial a fin de la debida idealización de lo que se desea obtener. Se debe trabajar al futuro atleta sin oprimirlo. Es una decisión propia ser o no ser. Obviamente que no se debe forzar.

    Importantes estudios realizados sobre la actividad física, (deporte, recreación) han permitido que estos sean utilizados como programas y medios para restablecer el contacto con la sociedad, en los procesos específicos de rehabilitación.

    Desde un articulo del sitio Web monografías.com titulado Deporte sobre silla de ruedas, se analiza el tema indicando que “la actividad deportiva tiene tras de sí un matiz científico que es aplicado a la terapia y a la rehabilitación. Así, el deporte se apoya de la Medicina Deportiva para consolidar de forma eficiente su contenido, sobre todo cuando la vida contemporánea recomienda a la Educación Física y al deporte como vías para desarrollar la salud integral, y ahora que el deporte se ha transformado en una actividad de masas.”

    En dicho articulo se señala que “el deporte individual o colectivo contrarresta las desavenencias psicológicas y físicas producidas por una deficiencia física. La aplicación corporal proporciona al discapacitado autoestima, confianza, camaradería, sentimiento de superación y hasta la reducción de su discapacidad. Así, acelera su integración a la sociedad disminuyendo las diferencias, normalizando y demostrando que su incorporación es posible si no la obstaculizamos con discriminaciones carentes de sentido.”

    Todos conocemos a la actividad deportiva como agente promotor de creatividad y agilidad, pues esta forma de ejercicio mental y físico es curativo, y el mejor complemento de los métodos tradicionales, representando la forma natural de fisioterapia y de rehabilitación.

    Asimismo, en el deporte encontramos componentes de distracción, ayudando de manera concreta la parte psicosocial a llevar a la plenitud. Sobre este punto se especifica que “para el discapacitado el deporte se convierte en la fuerza motora que lo lleva a establecer el contacto social, con su práctica se siente reconocido como ciudadano y respetado en igualdad de oportunidades.”

    Ello se observa en las diferentes tipologías, creando así un esquema básico que se puede resumir en esta frase: "El fin más noble del deporte para minusválidos es el de ayudarlo a restaurar la conexión con el mundo que lo rodea"

    El ser con alguna discapacidad conoce el valor que tiene para él la práctica del deporte y lo demuestra con el esmero que le da a la actividad ante una competición. Al igual que cualquier hombre, hace lo posible por obtener la victoria; su triunfo se ve reflejado en la emotividad que presenta finalizado el evento, sin importar cual haya sido el resultado. Su satisfacción se ve alimentada al haber hecho el intento. Ello nos hace recordar que entre los discapacitados también hay buenos.

    Con la práctica deportiva, el discapacitado se siente más libre, más independiente. Esa independencia que se hace tan necesaria la mayoría de las veces en nuestro propio ser, recluido en su propio cuerpo, como consecuencia directa de algún accidente, sea este genético o no. Lo concreto es que a través del deporte, se aprecia una visión muy distinta de la que tenemos, y de la que nos rodea.

    Se proceden a abrirse múltiples puertas que van conformando en buena medida, el esquema a través del cual la persona discapacitada desarrolla su independencia. En este aspecto es bueno recordar el hecho de que, mediante la práctica deportiva se incentiva entre otros factores, a lanzarse a la independencia plena. Evidentemente que esta resulta una de las puertas sociales a que hacía referencia.

    Observamos que hay otras como es la relacionada con nuestro propio ser, nuestro Yo que se va afianzando desde el punto de vista psicológico, otorgando autentica seguridad en el momento preciso de ingresar al conjunto social.

    El deporte en sus distintas disciplinas, todas integradoras, oficia en la mayoría de los casos de bisagra para el fin anteriormente expuesto, complementando tanto las técnicas respectivas de rehabilitación y mejoramiento, redundando en áreas especificas de la salud, como ser un mejor proceso en el mecanismo de respiración y oxigenación cerebral, desarrollo muscular importante, modificación de las diferentes conductas sociales llevadas hasta el momento.

    Haciendo un desglose de lo expuesto, vemos en primer termino el factor beneficioso a nivel físico, produciendo un efecto secundario en el orden de recuperación propiamente dicho. De esa forma, el ser se va sintiendo dueño de su propio cuerpo, y a la vez se reencuentra con él. Esto es muy importante, ya que le va otorgando confianza en si mismo, y de manera lógica esa confianza se convierte en el puntal de apoyo con el cual se debe obtener el imprescindible nivel de autoestima. No se debe olvidar que para una persona con alguna discapacidad, el apoyo es primordial en todo momento de su existencia, pues con él se siente seguro.

    Ahora bien, no se debe confundir apoyo con sobre protección, lo cual se hace muchas veces, no por mala voluntad, sino más que nada por un desconocimiento que se tiene en torno al propio ser.

    En el área deportiva ello acontece hasta tanto no se tiene el conocimiento debido sobre la persona. Es algo que puede parecer obvio, pero que en el contexto no lo es. Cuando una persona con discapacidad se muestra interesada en llevar a la practica alguna disciplina deportiva, primero se le debe observar lo que puede o no realizar, y de acuerdo a lo que surja, se le ingresa o no a esta. Cada disciplina está o puede estar diseñada para cada tipología.

    Lógicamente que con ello no estoy haciendo discriminación. Mal iría si en un libro ideado con el propósito de mostrar y demostrar a quien le interese, que las personas con discapacidad son victimas mayoritariamente de discriminación social, yo lo hiciese. Lo que si expreso es que se deben cotejar las cualidades (por decirlo de alguna forma) que subyacen dentro de cada ser, obrando en consecuencia.

    Muchas personas piensan o creen que la natación es una actividad física muy buena, para realizar precisamente lo referido en la línea anterior y ejercicios especiales. Nos permite mejorar distintos componentes lógicos como la resistencia cardiovascular, la fuerza y la resistencia muscular. Esto, aplicado a personas con discapacidad, suele promover avances significativos en varias tipologías.

    Alma Rosa Luján ha escrito un artículo donde analiza el tema. Natación para discapacitados es el titulo, y de él extraemos lo siguiente:

    “La natación posibilita ejercitar todo el organismo sin sobrecargar ninguna parte específica, -comienza diciendo- y el cuerpo se mueve en un ambiente relajado en el cual la circulación, la respiración, la resistencia muscular y las secreciones corporales aumentan de a poco, pero no lo suficiente para ser eficaces con el fin de un bienestar general.”

    Prosigue exponiendo que “no son muchos los discapacitados que pueden practicar toda la gama de ejercicios y juegos en el agua: la natación igualmente puede representar un medio para mejorar física y mentalmente, gracias al ejercicio y a la participación activa.”

    “La natación con los discapacitados mentales es mucho más que un deporte, es para ellos un relax general, que favorece el desarrollo a distintos niveles. A través de la natación el discapacitado mental puede ser llevado de manera lúdica (divertida) a saborear un éxito muy importante de experiencias positivas (influencia positiva del agua en el cuerpo, alegría y diversión en el agua, potencialización de la confianza en los propios medios, progresos en el desarrollo del yo). En relación a la vida de adulto, el deporte ofrece una sana ocupación del tiempo libre en compensación de un trabajo a veces monótono.”

    Esa monotonía es producto de la quietud anímica con la cual muchas veces nos encontramos, y que debemos tratar de erradicar. Uno de los medios o herramientas para hacerlo es precisamente a través del deporte, y los profesores juegan de manera evidente un rol de singular importancia, ya que se convierten en una suerte de vínculo entre el discapacitado y el medio social.

    Los profesores deben señalar el desarrollo de los trechos positivos de la personalidad del discapacitado que difícilmente tiene comportamientos sociales en la cual está involucrado y además por la mala imagen que casi siempre tienen de sí mismos.

    Más adelante en el articulo se señala que “la natación es eficaz en este sentido ya que puede ser una actividad de grupo y a menudo el discapacitado en las lecciones de natación integradas puede competir a la par con personas no discapacitadas. Naturalmente, esto refuerza su imagen y la confianza en la propia posibilidad de establecer contactos sociales.

Otro factor importante de la natación es que estimula a usar en forma constructiva el tiempo libre. A menudo la cantidad de tiempo libre que tiene el discapacitado es enorme, es importante por esto, encaminar este tiempo hacia una participación constructiva, organizada y satisfactoria, participación que puede nacer del placer de nadar.

La última finalidad está relacionada a las ventajas que la natación puede dar en el plano "emotivo". Hace bien siempre obtener de una actividad física una respuesta "sana". El discapacitado tiene en general pocas de experimentar una integración física conveniente, mientras el placer y la sensación de éxito son terriblemente importantes: por esto en cada lección deportiva en el agua, es necesario incluir logros exitosos.”

    El placer de competir y la sensación de éxito, se complementan de manera automática, llevando al ser a un nivel prolífico en cuanto a su bienestar psicológico, contribuyendo a enaltecer y revitalizar su forma de comportamiento desde la perspectiva individual, y posteriormente grupal.

    Situamos a la competición en un plano de superación. Competir por algo implica cada día aumentar y afianzar el nivel corporativo de superación frente a uno mismo, pero sobre todo frente a los demás. En el deseo de que nos vean como seres normales, obtenemos logros posiblemente pequeños para otros, pero para nosotros (personas con discapacidad) suelen ser grandes e importantes. La magnitud de estos se llega a apreciar siempre que se tenga voluntad para hacerlo, y naturalmente, siempre y cuando la persona con discapacidad esté dispuesta a demostrarlo.

    Reitero que el deporte es una herramienta de gran utilidad en el contexto psicomotor, y con su aplicación estaremos conformando un esquema en donde el control del cuerpo propicia de modo evidente, los parámetros necesarios para llevar adelante el proceso implicante de superación, mediante el proceder mecánico o automático que cualquiera de nosotros llevamos adentro, y que emerge como consecuencia directa en este caso, de ser iguales a los demás.

    Los procesos de rehabilitación como he dicho, se basan muchas veces en los diferentes mecanismos de las disciplinas deportivas. A lo largo de la historia, observamos al hombre como promotor y protagonista de actividades físicas, practicándolas no solo por el ansia de competir, sino por el hecho de no quedar en un proceso de aislamiento, tanto en el orden físico como psíquico.

    Es decir, realizar o efectuar alguna actividad deportiva, no solo ayuda a mantenerse activo en el plano estrictamente del aparato motor, sino que también lo hace en el área psicosocial mediante mecanismos propios de interacción. Estos se promueven especial y fundamentalmente en clubes e instituciones sociales, en los que los niveles de socialización son altos, constituyendo por consiguiente el basamento estructural de los mismos. Tantos unos como otros cumplen dicha misión, y han sido creados precisamente como puentes sociales entre los seres humanos, realizando las más diversas actividades de esparcimiento y recreación, siendo la parte lúdica la de mayor atracción estando el deporte dentro de este conjunto.

    En el caso de las personas con discapacidad, si bien en la mayoría de estas de igual modo realizan actividades deportivas yendo a clubes, no lo hacen de manera directa, sino a través de asociaciones para dichas personas. Actualmente podemos situar en un importante porcentaje a estas en nuestro país. Por supuesto que no es el deseado, dadas las condiciones socio – económicas por las cuales nos encontramos transitando.

    Además, el deporte en sus distintas disciplinas se proyecta como bien sabemos en el plano cultural, con todo lo que esto representa en beneficio de la inserción de los discapacitados en dicha área. Ello debe producirse dentro de la estructura de las diferentes tipologías. Se nota una mayor presencia de los discapacitados mentales y visuales dentro de la práctica deportiva, con un alto contenido de motivación, incentivándoles desde perspectivas diferentes en cuanto a la faz psicológica se refiere, teniendo en cuenta las diversas características y conformaciones de las mismas, induciendo de manera eficiente a su práctica.

    Las personas con ceguera o discapacidad visual, privados en muchos casos de la posibilidad de realizar ciertas actividades, pueden practicar una gran variedad de deportes, alguno de los cuales, ha tenido que ser adaptado para estas discapacidades. Estas personas se adaptan perfectamente, dentro de los cánones lógicos de su existencia, a las posibles exigencias que deben asumir en el desarrollo de la práctica deportiva.

    En casi todo el planeta existen federaciones de deportes para ciegos, lo cual facilita la organización de competiciones tanto nacionales como fuera de fronteras. En este aspecto, la más importante son las paraolimpiadas, sobre lo cual en el inicio de este capitulo se puede leer quizás sintetizadamente, la historia de dicho evento que se realiza cada cuatro años.

    Un aspecto importante a destacar en los deportes para ciegos, radica en la clasificación de los deportistas, no sólo según su edad y sexo, sino también por su grado de visión, clasificándose en tres categorías:

Categoría B1: Deportistas ciegos.

Categoría B2: Deportistas con baja visión.

Categoría B3: Deportistas con deficiencias visuales leves.

    Los deportes para ciegos, pueden clasificarse esencialmente en dos categorías: los deportes adaptados, para cuya práctica se modifican aspectos tales como el equipamiento, el campo o las normas de juego, y aquellos deportes específicos, creados especialmente para su práctica por parte de personas con problemas de visión.

    Sin embargo, suelen competir en las más variadas disciplinas, más allá de la debida o correspondiente adaptación. En la investigación que he realizado, y que plasmo en este libro, apreciamos el desarrollo de estas personas dentro de los diferentes contextos deportivos, a la vez que nos damos cuenta de las habilidades y destrezas que dichas personas pueden desarrollar y dar de si mismas en algunas disciplinas.

    Así, he de decir que los atletas ciegos y deficientes visuales compiten en las mismas pruebas que los atletas que no poseen deficiencias visuales, en algunos casos sin modificaciones relevantes y en otros con los leves cambios que obviamente un ciego puede necesitar como es la ayuda de un guía o del entrenador para darle las instrucciones pertinentes a la hora de colocarse en las zonas de lanzamiento o salto, siendo el atletismo, el deporte en donde más se acercan las marcas conseguidas por los deportistas ciegos.

    Los atletas compiten dentro de su categoría en cada una de las pruebas de atletismo, a excepción de las pruebas de relevos en las que se combinan todas las categorías B1, B2 y B3.

    Otro deporte que es llevado a la práctica ya sea por recreo, en familia, o en competencias oficiales es el ciclismo, acerca de lo cual diré que estas personas practican el ciclismo desde hace años gracias al uso del tandem, una bicicleta de dos plazas, en la que un vidente ocupa la posición delantera.

    Aquellos que practican el ciclismo deportivo, tienen posibilidades de hacerlo en diversas modalidades, tanto en carreras al aire libre como en pruebas en velódromo. Existen carreras contra reloj, individuales o por equipos de tres tándems, competiciones en velódromo como las de velocidad entre dos tandems, persecución individual y contra-reloj.

    Pese a que por una razón lógica, en nuestro país no se puede realizar esquí, resulta por demás interesante apreciar el desarrollo y la puesta en práctica de este deporte en las personas ciegas, o con deficiencia visual.

    La práctica del esquí no sólo es posible para una persona ciega o con deficiencia visual, sino que este deporte es sumamente positivo para el desarrollo de la psicomotricidad y la percepción y orientación espacial, a la vez que integrador, al practicarse en los mismos lugares que lo hacen las personas sin el referido handicap. Proporciona desde el ámbito psicológico gran ayuda al dispararse el sentido de la seguridad sobre si mismo.

    El esquí para ciegos no necesita ninguna adaptación especial ni en los esquís ni en las pistas, limitándose ésta, al uso de guías que acompañan a los deportistas durante los descensos, y que tienen como misión darle a la persona ciega toda la información que habitualmente es necesaria para la práctica del esquí. También está entre sus funciones la descripción del entorno y la elección de la línea que se va a seguir durante el descenso.

    El fútbol de sala es otro de los deportes que los deficientes visuales practican en un importante porcentaje. Este lleva practicándose en los colegios desde los años 20. La práctica de este deporte en grandes superficies implica para los invidentes problemas tanto de orientación y seguridad como de pérdida del ritmo del partido al perderse la pelota, por lo que se optó por la práctica del fútbol-sala.

    Este deporte, con las adaptaciones necesarias aporta mayor dinamismo al juego por sus reducidas dimensiones y por las vallas laterales que además de permitir jugar ininterrumpidamente sin tanto saque de banda, son un elemento de orientación y seguridad para el jugador. El golero es el único jugador carente de dicha discapacidad, y tiene limitada su maniobrabilidad a una pequeña zona dentro del área  donde se cobran los penales. Un guía detrás de la portería orienta a los jugadores.

    En el Judo las personas con deficiencia visual, encuentran un deporte a través del cual se sienten cómodos para poder competir con otras personas carentes de discapacidad visual.

    Un buen judoka debe guiarse por lo que siente y no por lo que ve. Los ciegos tienen ventaja, tienen más sentido para el judo que los deportistas que pueden ver. Un ciego aprende las técnicas sintiéndolas en su propio cuerpo, son capaces de sentir un ataque antes que ninguna otra persona lo haría. Comúnmente se dice que la carencia de un sentido, hace desarrollar a los otros. Y en este caso específico se hace notar de manera relevante.

    El Judo desarrolla autodisciplina y respeto por uno mismo y por los demás, facilitando los medios para aprender auto confianza, concentración y conductas de liderazgo, así como coordinación física, fuerza y flexibilidad, ayudando y revitalizando el poder de auto estima, tanto en personas normales como con discapacidad. Como deporte que ha evolucionado de las artes marciales, desarrolla control completo del cuerpo, equilibrio y ágiles reflejos. Sobre todo desarrolla una reacción mental bien coordinada. El entrenamiento da a la persona un sistema efectivo de autodefensa si llegara la ocasión.

    La gama de deportes que pueden realizar los deficientes visuales es muy amplia como podemos apreciar, y asimismo algunas de estas disciplinas pueden ser practicadas por personas con otras características en el plano tipologico, con su debida adecuación.

    En la investigación realizada para este trabajo, me he encontrado con cuatro juegos diseñados exclusivamente para deficientes visuales, los cuales son desconocidos en nuestro país, o tienen poca difusión. A continuación, y de manera sintetizada los describiré.

    Comienzo por el Showdown que es un juego de movimientos rápidos específicamente diseñado para personas con problemas de visión, aunque no hay que ser necesariamente ciego para jugar. A veces, equivocadamente, es llamado tenis de mesa para ciegos porque es un juego de mesa. Sin embargo, no tiene marcas en la mesa, por tanto los puntos se consiguen introduciendo la bola en una portería pequeña.

    El Showdown es muy fácil de aprender. El objetivo del juego es golpear la bola a través de la mesa e introducirla en la portería del contrario. El jugador que primero consigue 11 puntos es el ganador. Cada jugador sirve 5 veces seguidas al igual que ocurre en el ping pong. El jugador consigue 2 puntos por gol y un punto cuando su oponente golpea la bola dentro de la pantalla, golpea la bola fuera de la mesa o toca la bola con cualquier otra cosa que no sea la pala.

    Desarrollado en los años 70, el Torball es un juego de pelota por equipos especialmente diseñado para ciegos y deficientes visuales. El Torball se juega en una cancha rectangular de 16 metros de largo por 7 metros de ancho. En la pista hay 2 equipos y 6 jugadores (3 por equipo). La portería se coloca en cada extremo de la cancha. El juego se practica con una pelota que contiene cascabeles en su interior y debe ser lanzada por debajo de cuerdas tensadas a lo ancho de la pista. El objeto del juego es que cada equipo lance la pelota y conseguir que cruce la línea de gol contraria mientras que el otro equipo debe evitar que esto ocurra.

    El Goalball por su parte, es un deporte de equipo específico para deficientes visuales en el que juegan 2 equipos de tres jugadores. Todos los jugadores llevan los ojos tapados para posibilitar que ya sean ciegos, deficientes visuales y deportistas videntes puedan competir juntos, aunque para poder jugar en la selección nacional los jugadores deben ser legalmente ciegos. El Goalball consta de 14 minutos de juego, dividido en 2 partes de 7 minutos. La pelota utilizada (denominada goalball), pesa 1,25 kilogramos y contiene cascabeles en su interior. El objeto del juego es hacer rodar la bola a través de la línea de gol de tus oponentes mediante un lanzamiento similar al utilizado en el juego de bolos.

    El cuarto deporte es la Halterofilia, el cual es relativamente nuevo. Nació hacia 1950 en Inglaterra, con el nombre de Strenght Lifting (levantamiento de peso), contando con tres modalidades: Sentadillas, Press de Banca y Curl de Bíceps. Posteriormente consiguió un mayor asentamiento en Estados Unidos, donde adoptó su actual terminología y se cambió la modalidad de Curl de Bíceps por la de Peso Muerto. En los campeonatos para ciegos, no se tiene en cuenta el sistema de categorías; compitiendo juntos, como en goalball o lucha, los ciegos totales con los que tienen resto visual, siendo las únicas divisiones por sexos y edad.

    Potencialmente las personas con discapacidad suelen converger en el ámbito deportivo con cierta soltura, siempre y cuando estén dadas las condiciones para ello. Esa potencia que se halla en ciertos casos sin ser explotada, o incluso reprimida por varios factores, tiene que ser canalizada hacia el exterior del ser, convirtiéndose en energía revitalizadora desde los niveles psicomotores, generando un espacio en el cual el ser pueda sentirse satisfecho.

    Ello se logra a través de la práctica deportiva, liberando así los diversos matices antes señalados, y además da paso al nivel de salud requerido en todo ser humano. Se elimina una importante dosis de toxinas incorporadas en el cuerpo, las cuales si este queda estático, resulta compleja su eliminación, por no decir imposible, con sus posibles consecuencias en la referida área.

    Procesar una buena salud implica llevar adelante una serie de parámetros, muchos de los cuales están (o se encuentran) interactivos entre si, constituyéndose en la base (o uno de los puntos de la misma) que sustenta de manera real, la existencia de estas personas.

    Tomemos como hecho innegable que convivimos dentro del contexto social, conformado de tal forma que se asemeja a una figura piramidal, con sus respectivos y específicos puntos de apoyo, siendo el de mayor relevancia sin lugar a dudas el predispuesto por nuestro núcleo familiar, y por extensión la sociedad. Esto ya lo hemos apreciado y analizado oportunamente.

    A lo que voy es a lo siguiente. En ese conglomerado de puntos en los cuales necesariamente nos apoyamos, está el relacionado con nuestra salud, y por ende, nuestro bienestar. Si no tenemos una idea lo más cabal y aproximadamente posible de cómo crear vínculos conducentes al equilibrio requerido para el normal funcionamiento de los índices estructurados para la excelencia de la salud, puede resultar imposible llevarla no solo a la práctica, sino brindarnos a nosotros mismos esa característica.

    Históricamente, y tal como ha sido planteado por los primeros profesionales en la historia de la medicina, en la época de Babilonia o de Grecia, la práctica sistemática de ejercicios físicos siempre ha sido considerada como un elemento esencial para el logro de una buena salud en ambos niveles, psico y físico coadyuvando a la estructuración de la misma, y ayudando a la integración y relacionamiento de todas las personas.

    Tengamos presentes el hecho de que el deporte ejercitado de buena manera, induce a la calidad y excelencia de vida que precisamos para trasponer fronteras y limitaciones creadas por nosotros mismos muchas veces sin darnos cuenta, y que conllevan a situaciones que provocan entre otras sintomatologías el estrés, la angustia y los cuadros depresivos.

    Hasta hace pocos años, en los regimenes totalitarios se hacía practicar el deporte de modo imperativo, exigiendo a los atletas más de los que estos podían dar de si, engendrando en muchos casos monstruos literalmente hablando, ya que se les suministraba drogas que les alteraba el sistema nervioso, con sus consabidas consecuencias. Naturalmente que ello se puede apreciar en todos los regimenes, y es producto del afán de querer llegar a superar al rival o contrincante de turno.

    Lamentablemente estamos acostumbrados a ver hechos de ese tenor en eventos y competencias, llegando a desalentar a muchos padres que deseaban incorporar a sus hijos en el deporte, haciendo desvirtuar a este como elemento no solo de distracción, sino como fuente recurrente en el plano de contención. Sin duda alguna que son más las cualidades formativas de este, que las deformativas desde la perspectiva socio – cultural.

    Otro elemento a tener en cuenta, y que redunda en beneficio de todos, y especialmente de las personas con discapacidad, se da en la contención que produce a nivel psicoterapéutico.

    La mayoría de estas personas dada su situación se encuentran ociosas, al no otorgarles oportunidad de desarrollar actividades. En ese marco de ocio se encierran y dan paso a efectos depresivos. No saben que hacer, o bien lo saben pero no les dejan hacerlo. Así se desborda su capacidad, llevándoles a dichos cuadros cuya sintomatología puede ser amplia: desgano, falta de operatibilidad tanto psíquica como motriz, como consecuencia de ver la vida sin aliento.

    Se sienten desconformes consigo y con quien les rodea. Tienen la mente inactiva, pero en esa inactividad ven o aprecian que su existencia carece de sentido. Es una disconformidad profunda y latente, que hace al ser descontrolarse siendo el momento preciso de aplicar terapias contenciosas, a fin de frenar el proceso degrada torio por el cual se encuentra transitando.

    Existen y coexisten varias terapias que están dentro de un contexto amplio de ayuda al individuo. En este caso concreto cito al deporte como soporte casi preponderante de contención, frente a situaciones que rozan la extremidad.

    Hacer deporte implica una serie de decisiones individuales, a través de las cuales se erradica él o los procesos que suelen conducir a las situaciones de ocio de amplia complejidad, y además proporciona el escenario paliativo y necesario para frenar y contrarrestar el ocio.

    Hablamos evidentemente de una barrera de contención, que suele como dije frenar el desborde psicológico causado por los efectos de la inactividad. Un ser en estado estático, es proclive a desarrollar y manifestar cuadros profundos de angustia y depresión, mientras que un ser en movimiento no solo físico sino intelectual, disminuye de manera rotunda la configuración de dichos cuadros, desarrollando facultades altamente significativas especialmente hacia su propio ser.

    Hay que dejar en claro que cada ser toma su forma de acuerdo a la estructura en la que se encuentra inmerso, y de allí surge el comportamiento evolutivo desde el cual se irá configurando el rol que durante su existencia llevará adelante, según los parámetros que mantenga sustanciado.

    Resulta obvio decir que, salvo en los casos donde la discapacidad se adquirió por accidente en edad joven o adulta, se debe aplicar medidas educacionales desde la perspectiva psicomotríz durante la niñez, para lo cual se instrumentan programas de atención en esa línea.

    La medida de la efectividad de un programa de atención al niño discapacitado está dada, en gran medida, por el grado de integración social que se logra. La misma está compuesta por los componentes necesarios emanados desde el núcleo familiar, reflejándose en el niño quien es en términos reales el destinatario.

    Lo complejo del problema de la discapacidad que afecta a la población infantil, lo variado de sus manifestaciones clínicas y la amplia individualidad de los casos afectados, determina que lograr la integración social requiera no solo de la participación de los profesionales de la salud o de la educación especial, sino de la comunidad de forma general, por lo que resulta fundamental divulgar en la población cómo el niño, a pesar de enfrentar una reducción permanente de su capacidad funcional, en la mayoría de los casos, mediante el pleno desarrollo de sus potenciales residuales, puede ser capaz de una plena integración social.

    La experiencia científica acumulada en este aspecto demuestra que la educación artística y el deporte, en el niño discapacitado, tienen un impacto directo sobre el desarrollo de habilidades, incrementa su validísimo y autoestima, condiciona patrones adecuados de conducta y comportamiento social, y repercute de forma positiva en el ajuste psicológico del niño y su familia.

    Conducta y comportamiento van estrechamente ligados, tanto desde la visión social como psíquica. De ello no cabe la menor duda, y por lo tanto se debe trabajar profundamente, no solo en niños discapacitados sino a nivel general. Llevar adelante un plan de trabajo con el cual se obtenga un buen nivel en el abordaje sistemático a fin de que el factor conductual no se desestabilice.

    De manera porcentual apreciamos que es desde el deporte como herramienta generadora de recursos psicomotrices, donde se produce en buena medida, el medio por el cual se va moldeando el esquema del ser, de la persona en definitiva. La posible desviación de la conducta o del comportamiento mismo, deriva en efectos secundarios de muy avanzado alcance. Logrando en un primer término la efectiva incorporación del niño al escenario del deporte, se estará alcanzando el primer paso hacia la generación de dichos recursos, a través de los medios educacionales que proporcionan las diversas disciplinas deportivas.

    Con estas se ofrecen aspectos parámetrales consecuentes, que harán que el ser se sienta integrado de forma producente desde las diversas perspectivas socio – culturales. No debemos olvidar que el deporte representa en sus diferentes disciplinas, un plano conceptual de la culturización de los seres humanos, al darnos un amplio abanico de posibilidades en cuanto a la creación de idiosincrasias desde las cuales se van cultivando niveles de excelencia.

    Posibilitar a estas personas a conformar su propia idiosincrasia, es una de las muchas metas a las que se debe llegar, ya que de esa forma se estará en igualdad de condiciones. Un pueblo (país, nación) carente de ello, está proclive a la desaparición por no tener identidad propia.

    En los discapacitados se puede observar algo similar, tras situarlos como segmento poblacional dentro claro está de la sociedad. Pero si no se les otorga las condicionantes necesarias para que posean la identidad propia, la idiosincrasia en definitiva, sin ser extremista me atrevo a decir que no desaparecemos porque literalmente no existimos.   

    Puede resultar duro el lineamiento expuesto. Sin embargo, se trata y traduce de manera elocuente en la realidad constitutiva a que estamos sometidos o inmersos. De ahí que todas las herramientas integradoras, deben ser puestas en actividad para un desenvolvimiento lo más normal posible, y por ende, en un desarrollo muy amplio del individuo.

    Atendiendo a esta premisa, es que el área deportiva se convierte en un verdadero semillero de oportunidades cualitativas, que redundan de manera proficua en beneficio tanto de padres como de los propios niños con discapacidad, y obviamente, de jóvenes y adultos que por diversas causas poseen alguna tipología.

    Si nos proponemos que nuestros niños tengan un desarrollo integral, no podemos dejar de incluir el deporte, la recreación al aire libre, y el ejercicio físico sistemáticos como elementos imprescindibles para el logro de una buena calidad de vida y de una plena integración social.

 

    El plan de sistematización es llevado a cabo por un conjunto de especialistas trabajando en equipo multidisciplinario, procesando las diversas técnicas con la mayor aceleración y compatibilidad posible.

 

    Dentro del referido cuadro, no se pueden obviar los elementos que van componiendo de hecho el esquema que se da en el deporte en general, como es la recreación, el esparcimiento, el aspecto saludable de estar y sentirse al aire libre, todo lo cual produce en el discapacitado una sensación inmejorable de bienestar, tanto consigo mismo como con la sociedad.

 

    Asimismo, podemos resumir y apreciar algunos puntos por demás interesantes, que originan los beneficios del ejercicio y la práctica del deporte en el discapacitado. Es así entonces que tenemos los siguientes elementos:

 

·         Desarrollo de potencia muscular y la resistencia a la fatiga

·         Mejor funcionamiento de las funciones vitales especialmente la respiratoria, cardiovascular, renal.

·         Desarrollo del sentimiento de autoestima, y el ajuste emocional

·         Incremento del validísimo

·         Contribución a la socialización, desarrolla los sentimientos de pertenencia al grupo.

·         Contribución a mejorar el soporte esquelético, evitando complicaciones como la descalcificación o la osteoporosis.

·         Eliminación de la depresión, la ansiedad

·         Incremento de la participación del niño discapacitado en las actividades de su comunidad

·         Contribución a una mejor comprensión de las personas no discapacitadas sobre el problema que la discapacidad infantil representa y los potenciales de aquellos afectados para integrarse socialmente.

 

    La valoración de estos puntos constituye una de las bases sobre las cuales se tiene que hacer hincapié, para incorporar a la normalidad a estas personas, potencializando las diferentes características predominantes. Sobre el tema en si mismo, el Dr. Luís Pérez Álvarez (a quien ya leímos en páginas anteriores, abordando de hecho otro tema) elaboró el articulo “Ejercicios, deporte y recreación en el niño discapacitado” desde el cual ofrece una perspectiva analítica y profunda.

 

    En un pasaje del mismo señala que “no hay dudas sobre la importancia de la práctica del deporte para el niño discapacitado, el problema lo constituye poder crear en la comunidad las facilidades para que estos niños puedan disponer de las posibilidades para practicar deportes.”

 

    Además del problema social que vengo tratando en este libro, existen otros no menos importantes ya señalados también, pero en este punto en especial el Dr. Pérez Álvarez nos lo presenta de la siguiente manera:

 

    “El primer  problema radica en la necesidad de entrenadores, debidamente adiestrados sobre las peculiaridades de la práctica del deporte en los discapacitados, las características de las diferentes formas de discapacidad, las limitantes en determinadas patologías como el síndrome de Down, las formas de evaluar al deportista y de seleccionar el deporte o actividad más apropiada de acuerdo con la individualidad de su afección.”

 

    “La falta de información determina que el instructor, -prosigue diciendo- ante el temor de colocar al niño en riesgo, tienda a excluir al niño de la actividad física, como supuesta vía para proteger su salud. El problema se hace mayor cuando esta forma de pensar se extiende  a los padres, que piensan que una forma de proteger a sus hijos de accidentes es prohibirles practicar deportes.”

 

    Observamos como desde la perspectiva de la sobre protección, se crea un mito entre los padres conducente a la nulidad del propio ser, con las consecuencias que ello produce.

 

    “Son muchos los ejemplos de nuestra consulta, -continua el Dr. Luís Pérez Álvarez desde el mismo articulo- en la que los padres, cuando recomendamos la práctica de algún deporte, nos plantean su preocupación, en primer lugar, sobre si un golpe, una caída, puede afectar la salud del niño. Pensamos que los padres sienten, además el temor, aunque no lo expresan, de que sus hijos, al ser discapacitados, no sean aceptados por el resto de los niños, o sean objeto de burla o de rechazo.”

 

    “Es real que en determinadas circunstancias, en algunas forma de actividad física, pueden existir riesgos para un niño discapacitado, por lo que la recomendación de la práctica del ejercicio deportivo debe ser objeto de una valoración especializada y debe ir con un grupo de recomendaciones del médico especialista al instructor deportivo.”

 

   Veamos el siguiente ejemplo, extraído del mismo articulo: “un 15 % de los niños afectados por el síndrome de Down, sufren de una laxitud de los ligamentos de la articulación constituida entre el atlas y el axis, lo que determina una tendencia a la subluxación que determinaría un riesgo de una lesión medular ante un ejercicio repetido que implique una sobre carga a esta articulación, como puede ser el clavado, la lucha, el boxeo, u otros deportes de contacto, como el fútbol, o los deportes a caballo, el salto largo , o cualquier actividad física que signifique una sobrecarga para el cuello.”

 

    Ahora bien, lo primero es que esta afección solo afecta a un 15 %, si pensamos que todo el niño afectado por un síndrome de Down no puede hacer ejercicios porque puede sufrir una lesión medular, el 85 % de los niños verá limitada innecesariamente su vida, y los padres estarán sometiendo a una sobreprotección ansiosa a sus hijos ante el temor de un riesgo que en la mayoría de los casos no existe.

 

    Lo apropiado sería entonces que si un niño afectado por un síndrome de Down decide practicar deportes, entonces debe ser evaluado por un especialista, el que, en primer lugar, mediante el interrogatorio, determinará si hay antecedentes de alteraciones de la región cervical (dolor, o contracturas en la musculatura del cuello, episodios de tortícolis), después del examen físico pueden indicarse investigaciones complementarias como los rayos X, que demuestran si existe o no afectación, y a partir del resultado del examen, informar a la familia sobre los riesgos reales.

 

    Retomando el articulo del Dr. Luís Pérez Álvarez, apreciamos como la biomecánica articular es comprometida en ciertos ejercicios y deportes, especialmente en niños Down.

    “La hiperlaxitud articular que acompaña al síndrome de Down, con frecuencia predispone a ciertas lesiones en caso de ejercicios demasiados intensos que comprometan en exceso la biomecánica articular, por lo que el especialista debe hacer un grupo de recomendaciones, sobre cómo el niño debe realizar el deporte y qué precauciones deben ser consideradas, pero esto en ningún modo significa prohibir la actividad física, que implicaría otros problemas como la obesidad, más sentimientos de inferioridad, menos integración social.”  He de decir que ello para nada conduce a la no práctica deportiva. Solo se deben tener en cuenta algunas recomendaciones como por ejemplo, el calentamiento previo del cuerpo, esencialmente del aspecto de las articulaciones.

En los niños afectados por Parálisis Cerebral infantil, “existe un déficit motor, -según explica el mismo especialista- el cual va con frecuencia asociado a disminución de la capacidad respiratoria, espasticidad, contracturas musculares, osteoporosis, la falta  de actividad física contribuye a incrementar los problemas, son diversas las actividades deportivas especiales en que los afectados pueden participar, y enormes los beneficios que estas producen.”

    Referente a los niños con retraso mental, donde generalmente no existen problemas asociados a la motricidad, el Dr. Pérez Álvarez señala que “la práctica del deporte incrementa la autoestima, la disciplina, logra además reducir la frecuencia de trastornos de conducta asociados, como la agresividad, la auto agresión.  Está demostrado que el deporte en el retraso mental incrementa las posibilidades de participación social del niño afectado, preparándolo para la integración al grupo, el cumplimiento de reglas, y la tolerancia a la frustración.”

    Estudios realizados en grupos que se encuentran vinculados sistemáticamente a la práctica deportiva, muestran que el niño discapacitado mejora su calidad de vida, tiene más amigos, menos aislamiento, participa más activamente en las actividades de su comunidad, y en la recreación, es más independiente en las actividades de la vida diaria y contribuye más en las actividades del hogar, que aquellos que no practican deportes, por lo cual se les debe incentivar a realizarlos, y no solamente a ellos sino a los padres o familiares, a fin de que no los sobre protejan como hemos observado.

    En páginas anteriores he hecho referencia desde uno de los artículos recopilados durante la investigación para este trabajo, de la Equino terapia como técnica de rehabilitación y mejoramiento. Comúnmente se creía que dicha técnica terapéutica era nueva en su aplicación. Históricamente, los beneficios que los animales brindan a las personas enfermas son múltiples para su recuperación sistemática. La Equino terapia se ha implementado como forma conexa en el desarrollo de fases de rehabilitación, teniendo dada su estructura ciertas conexiones con el área deportiva, sin ser evidentemente un deporte, sino como he dicho una forma de terapia, que en los últimos años se encuentra integrada a los procesos interactivos implementados en diferentes tipologías de discapacidad.    

 

    Al ceñirnos a ello, se debe expresar que los especialistas confirman que la presencia de animales junto a seres humanos produce grandes beneficios físicos y sociales.  Palia el sentimiento de soledad, ayuda a centrar la atención, estimula el ejercicio, la comunicación, favorece el contacto físico y emocional. 

 

    Como bien sabemos, la relación entre el hombre y el caballo se remonta a los albores de la historia, constituyéndose muy estrecha al punto calificativo de que el segundo se ha puesto en términos puntuales al servicio del primero, no solamente dentro del área que generalmente conocemos, e indudablemente que aludo a esta técnica terapeuta.

 

    Profundizando en la historia se debe decir que el caballo ha contribuido, en gran medida, al desarrollo humano. Le ha permitido desplazarse a grandes distancias, ha colaborado en las tareas agrícolas, han sido pieza fundamental en las batallas y durante siglos han representado símbolos de poder. 

    En el plano especifico de la salud, los beneficios terapéuticos (que más adelante veremos detalladamente) del caballo fueron reconocidos desde el año 460 a.c. Hipócrates ya hablaba del saludable ritmo del caballo y a lo largo de la historia podemos encontrar muchas referencias a los beneficios físicos  y emocionales de la equitación. 

    Se empieza a gestar y moldear lo que siglos más tarde se convertiría en una terapia, siendo que al finalizar la I Guerra Mundial en Gran Bretaña una mujer llamada Olive Sands puso sus caballos a disposición del Hospital de Oxford para probar una especie de terapia con animales y pacientes del hospital. El éxito fue bastante más que razonable. 

    A menudo oímos hablar acerca de la Zoo terapia, y la diferencia entre la terapia a caballo y las que utilizan otros animales, delfines, perros, etc. Es que puede llevarnos sobre su lomo beneficiándonos de su movimiento para mejorar nuestra calidad de vida. 

    La equino terapia clásica en Europa refleja el modelo  alemán muy extendido desde 1960, dónde es fundamentalmente los movimientos del caballo y la respuesta del paciente lo que constituye el tratamiento. La terapia a caballo ofrece un abanico muy amplio de posibilidades a personas con problemas físicos, psíquicos, sensoriales y comportamentales. 

    Veamos seguidamente los beneficios terapéuticos que se obtienen desde la base de la Equino terapia, constituyendo estos un amplio abanico que redunda en la rehabilitación y mejoramiento del paciente. Ello ha sido extraído de “Los beneficios de la equitación terapéutica” publicado en el sitio Web de la Asociación de Equino terapia Ismael Pinto.

Físicos

El jinete mejora su equilibrio vertical y horizontal, regula el tono muscular y adquiere mejor coordinación motriz fina y gruesa, experimenta la disociación de la cintura pélvica y la cintura escapular, indispensable para la marcha sana en bipedestación. Motar a caballa a horcajadas equivale a caminar sentado.

Psicológicos

El jinete siente una sensación de bienestar general, mejora de autoestima y auto confianza. Desarrolla la constancia y el hecho de montar le transmite mayor seguridad alejando los temores, lo que se transmite a la vida diaria.

Educativos

Mejora la capacidad de atención y concentración, cualidades indispensables para una preparación educativa. El dominio temporo-espacial promueve el pensamiento preoperativo.

Sociales

La actitud permite desarrollar el respeto, la responsabilidad, la constancia y el amor hacia los animales. La actitud positiva que el alumno/a ha adquirido se sí mismo/a, facilita una mayor integración tanto familiar como social.

    De manera simultánea a la Equino terapia, surge la Hipoterapia y la equitación terapeuta. ¿Cómo funcionan ambas? Veamos:

    “La hipoterapia es una terapia complementaria que estimula de conjunto todo el cuerpo del paciente. El paciente, sin importar su edad, sobre el caballo incrementa su autoestima y realiza la terapia con gusto, por su cuenta y con toda la disposición y el terapeuta puede combinar otras terapias (musicoterapia, masoterapia, coordinación, terapia sensorial, psicoterapia, etc.) durante la monta lo que incrementa su rehabilitación.

    No existe un patrón en la equino terapia, los diferentes ejercicios son recomendados para estimular distintas áreas, órganos o aparatos y cada paciente debe ser tratado en forma particular de acuerdo a su problema específico ya que la terapia requiere ritmo, soltura y contacto y su programa de ejercicios se programa y se modificará continuamente conforme a su grado de avance y las indicaciones médicas, logrando así una mayor eficiencia y avance. Es como un traje a la medida, si queremos la máxima elegancia y comodidad (eficiencia).

    La simple monta a caballo es una terapia pasiva, para obtener un alto grado de rehabilitación se requieren de ejercicios que el jinete efectúa durante la monta, estímulos externos y estímulos complementarios, el paso del caballo, la posición sobre éste, el equipo ecuestre, etc. son factores que influyen y determinan la eficiencia de las terapias, siendo ésta una terapia activa.”

    Como forma de conclusión del presente capitulo, expreso que las diferentes disciplinas deportivas hacen que el ser promueva y haga surgir sus propios valores, mediante el desarrollo evidente de sus cualidades tanto físicas como intelectuales. Es una forma elocuente de sacudir cierta modorra afincada dentro de estas personas, con lo cual se va erradicando la parte ociosa, y con ella todas las perturbaciones emocionales que subyacen cuando la pasividad crea hábitos en las personas.

    Se debe tratar al deporte no solo como técnica terapeuta basada en lo físico. Hemos visto y comprobado su importancia dentro del campo psíquico, sus repercusiones conducentes a la etapa de evolución paulatina pero profunda, desde la cual se logra adquirir cierto grado cualitativo de independencia. El ser se lanza hacia horizontes positivos, que le llenarán de conocimientos sobre si mismo, redundando en la magnitud de la confianza y seguridad que le llevarán a través de múltiples caminos.